EL CORÁN Y SU SABIDURÍA
Para el musulmán, el Corán es el mayor don otorgado por Dios a la humanidad, y su sabiduría es única. El propósito de la Escritura es conservar las revelaciones anteriores y restaurar la verdad eterna de Dios, guiar a la humanidad por el camino recto y estimular el alma humana, despertar la conciencia e iluminar la mente de los hombres.
El Corán es la palabra de Dios revelada a Muhammad a través del Santo Espíritu Gabriel. Los contemporáneos de Muhammad han sido considerados como los mayores maestros de la lengua árabe, pero no pudieron producir nada similar al Corán, en contenido o estilo. Muhammad carecía de estudios formales y nunca lo ocultó. Su mayor mérito estriba en que fue un analfabeto que se elevó entre analfabetos para enseñar a todos los hombres, instruidos y no instruidos, el auténtico mensaje de Dios. Este último punto es fundamental al considerar al Corán como la palabra de Dios.
El Corán que se emplea hoy es el mismo libro que recibió y enseñó Muhammad. Fué revelado en porciones, gradualmente, siempre en orden. El nombredel Corán indica que fue un Libro desde sus comienzos (Corán 2:2; 4:41-42).
Durante la vida de Muhammad, hubo expertos escribas y autorizados registradores de las Revelaciones. Cuando Muhammad recibía un versículo o un pasaje, ordenaba inmediatamente a sus escribas que los registraran, bajo su supervisión. Todo cuanto registraban era objeto de comprobación y autenticación por el propio Profeta. Se revisaba cada obra y se ponía en orden cada pasaje.
Cuando terminaron las Revelaciones, los musulmanes poseían muchos registros completos del Corán. Eran recitados, memorizados, estudiados y utilizados en cualquiera de los usos y costumbres diarios. Cuando surgía una diferencia, la duda era sometida al Profeta para que resolviera el asunto, tanto si guardaba relación con el texto, con el sentido, o con la entonación.
Después de la muerte de Muhammad, el Corán había ya sido registrado en muchas memorias musulmanas y en numerosas tablas. Pero esto no satisfizo a Abu Bakr, el primer Califa, que temía que la muerte de gran número de memorizadores en el campo de batalla, podría tener como consecuencia serias confusiones sobre el Corán. Abu Bakr consultó el caso consultó el caso con las principales autoridades y confió a Zayd Ibn Thabit -primer escriba de las Revelaciones de Muhammad- que recopilara un ejemplar ordinario y completo de la Escritura, en el mismo orden que autorizó el Profeta. Esto se llevó a cabo con la ayuda y supervisión de los compañeros de Muhammad. La versión final completa fue comprobada y aprobada por todos los musulmanes que habían escuchado el Corán en los propios labios del Profeta. Esto se hizo dos años después de la muerte de Muhammad.
Durante el Califato de Uthman, unos quince años después de Muhammad, se distribuyeron en abundancia ejemplares recopilados del Corán en los nuevos territorios que entraron en contacto con el Islam. La mayoría de los habitantes no habían visto ni oído a Muhammad. A causa de factores regionales y geográficos leían el Corán con acentos ligeramente diferentes. Esto dió origen a diferencias que produjeron disputas entre los musulmanes. Uthman intervino rápidamente para resolver la situación y tras consultar con las principales autoridades constituyó un comité de cuatro hombres, formado por los primeros escribas de las Revelaciones. Todos los ejemplares en uso fueron recogidos y sustituidos por una copia común, que se utilizaría con arreglo al acento y dialecto de Quraysh, el mismo acento y dialecto de Muhammad.
Jamás se han introducido en el Corán adiciones u omisiones. Uno de los principales rasgos de la sabiduría coránica es que no se corresponde a algo estático o muerto. Dios habla del Corán como un "Rooh" - espíritu de vida- (42:52). Las palabras claves Rooh y Sad significan que el Corán origina la vida, aviva el espíritu, irradia luz guiadora y mueve los objetos aparentemente inmóviles.
Las enseñanzas del Corán no se complacen en pensamientos ambiciosos y ni piden lo imposible, El Corán acepta al hombre como es y le exhorta a convertirse en lo que puede ser. No estigmatiza al hombre como criatura desamparada o sin esperanza, sino que lo muestra como un ser noble, honorable y digno. Las instrucciones del Corán se dirigen al bienestar general del hombre y se basa en las posibilidades que éste tiene a su alcance.
El Corán presenta una característica de moderación o armonía entre lo divino y lo humano, lo espiritual y lo material, lo individual y lo colectivo. La sabiduría coránica actúa en tres dimensiones principales: hacia dentro con el cultivo del individuo, hacia afuera cuando abarca todos los caminos de la existencia y los principios de todos los asuntos humanos, desde los puramente personales hasta las más complejas relaciones internacionales, y por último, hacia arriba al centrarse en Dios y considerar al hombre como un depositario en el vasto dominio de Dios.
Es obligatorio para cada musulmán, hombre y mujer, recitar una porción del Corán todos los días en la oración y durante la vela nocturna. La recitación del Corán constituye para los musulmanes una elevada forma de adoración y una práctica diaria.
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