Ismael, quiere decir «Dios oye».

 

Hijo de Abraham y de Agar, la esclava egipcia. Nació cuando Abraham, de 86 años de edad, había pasado ya diez años en Canaán (Gn. 16:3,15; cfr. Gn. 12:4).

 

Ismael es hijo de la sabiduría carnal, no de la fe. Es el hijo de un padre que, ante la promesa de Dios, se deja cegar por las aparentes imposibilidades y se esfuerza por obtener, por medios humanos, el resultado de la promesa.

 

Cuando la circuncisión fue instituida para la familia de Abraham, Ismael tenía 13 años (Gn. 17:25). Al año siguiente nació Isaac, cuando Sara, su madre, ya había pasado la edad de tener hijos. Él fue el hijo de la promesa y la respuesta de Dios a las dudas de sus padres (Gn. 21:5, véase ISAAC).

 

Durante la fiesta del destete de Isaac, Ismael se hizo notar por su actitud burlona. Por primera vez en la familia de Abraham, el que había nacido de la carne y de la incredulidad, se burlaba del heredero de la promesa. El apóstol Pablo muestra este acontecimiento como una alegoría (Gál. 4:22-31). Este comportamiento de Ismael conllevó su expulsión y la de su madre. Fueron errando por el desierto de Beerseba, donde estuvieron a punto de morir de sed. El ángel del Señor dirigió a Agar hacia una fuente de agua, lo que les salvó a ambos la vida. Ismael creció y se fortaleció en el desierto de Parán, al sur de Canaán, viviendo de su arco.

 

Ismael se casó con una egipcia (Gn. 21:3-21). Fue padre de doce príncipes, según la promesa de Dios a Abraham (Gn. 17:20; 25:12-16). Tuvo además una hija, que vino a ser esposa de Esaú (Gn. 28:9; 36:10). Ismael e Isaac sepultaron juntos a su padre Abraham (Gn. 25:9).

 

Ismael murió a los 137 años de edad (Gn. 25:17).