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La profecía fue suficiente para asegurar la reconstrucción del Templo de Salomón y el Muro de Jerusalén, pero no apareció ningún salvador . El Antiguo Testamento concluye en este punto en el siglo IV A.E.C. Entretanto, el linaje de David continuaba aunque no reinaba en forma activa. El alzamiento del año 168 A.E.C. en el cual la casta sacerdotal de Hasmonaem Macabeos adquirió importancia, fue provocado en buena parte por la acción del Rey Antiochus IV Epifanio, de Siria, quien le había impuesto a la comunidad judía un sistema de veneración griega. Más tarde, los macabeos volvieron a consagrar el Templo pero, así como los judíos fueron exitosos contra Antiochus, el daño social interno había sido hecho, pues habia sido necesario luchar durante el Sabbath.
El Emperador romano era llamado “el león”. Por lo tanto, ser “rescatado de las fauces del león” significaba escapar de las garras del Emperador o de sus oficiales. Los “pobres” no eran ciudadanos sumidos en la pobreza y sin ningún tipo de privilegios: eran aquellos que habían comenzado en un alto escalón de la comunidad y que habían sido obligados a renunciar a sus propiedades y posesiones mundanas. Los “muchos” era un estilo utilizado para designar al líder de la comunidad de los célibes, mientras que la “muchedumbre” era una designación del Tetrarch regional (gobernador). La palabra “multitud” se aplicaba a algún consejo de gobierno. Los novicios dentro del establishment religioso fueron llamados “niños”. La temática doctrinal de la comunidad era conocida como el “Camino” y aquellos que seguían los principios del “Camino” eran llamados “Hijos de la Luz”.
El término “leproso” fue a menudo usado para denostar a aquellos que no se habían iniciado dentro de la jerarquías mas altas de la sociedad, o para aquellos denunciados por ésta. Los “ciegos” eran quienes no formaban parte del “Camino”. Los “ciegos” eran aquellos que no eran parte de la conversión hacia el “Camino”. En este aspecto, “curar al ciego” o “sanar al leproso” se refiere más específicamente al proceso de conversión hacia el “Camino”. Librarse de la excomunión era descripto como “resucitar de la muerte”. La definición “impuro” estaba relacionada generalmente con los Gentiles no circuncisos, mientras la descripción “enfermo” hacía notar a aquellos en desgracia pública o clerical.
La “Luz” era la doctrina que la comunidad consideraba su mensaje guiador, y fue representada por una trilogía de alto rango, correspondiendo respectivamente a Sacerdote, rey y Profeta. Estos guardaban los títulos simbólicos de Poder, Reino y Gloria. En el patriarcado clerical, el padre era Supremo y sus dos segundos inmediatos eran designados su hijo y su espíritu. Josefus explica que los Esenios fueron muy cultivados en el arte de curar. Una de las creencias fundamentales de los Esenios era que el Universo contenía a los dos espíritus esenciales de la Luz y la Oscuridad. La Luz representaba la verdad y la rectitud, mientras la Oscuridad describía a la perversión y al mal.. El equilibrio de uno contra el otro en el cosmos era establecido por el movimiento celestial, y gracias a su distribución, las personas recibían ciertos grados de cada espíritu, definidos según las circunstancias planetarias de sus nacimientos. La batalla cósmica entre la Luz y la Oscuridad era así perpetuada dentro de la Humanidad y entre una persona y otra.
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