Hoy en dia, ni nunca, nadie tiene una carta autenticada del último maestre de la antigua Orden, la originaria, que testifique que es auténtico descendiente de los mártires templarios. Muchos esgrimieron y aún esgrimen dudosos derechos, de la misma manera que sucedió con Pierre Plantard y su pseudo Priorato de Sión. No le cabía, y quiso fundar sobre bases falsas una historia que luego se le vino encima por falta de sustento real. Con los neotemplarios, sin embargo, todos narran la misma historia, con algunos matices diferentes, pero básicamente es la misma. La carta de Larmenius no se sabe si es real o inventada, todo depende de lo que de ella se quiera o no creer. De modo que la sucesión no está para nada clarificada. Hasta ahora, dicha sucesión no existe. Los Sinclair pueden haber estado ligados a la epopeya templaria, pero constituyen otra nebulosa. Las suposiciones abundan. Pero no olvidemos un factor muy importante, que siempre me gusta remarcar. La Historia es dinámica. Lo que creemos y damos por sentado durante trescientos o mil años, puede revertirse en cualquier momento con la aparición de un documento mal clasificado, como ocurrió en los archivos del Vaticano el año 2001, al hallar la Dra. Bárbara Frale la absolución del papa Clemente V a los Templarios, absolución que en los hechos no existió pues fueron a la hoguera sin más trámite, por el brazo secular. De todas maneras, si Roma los absolvió, para la opinión general ya no son tan monstruosos ni pecaminosos ni adoradores de bafometos como se pensó en cierto momento. La vida es dinámica, y la Historia, que es el devenir de los pueblos, afortunadamente lo es también.
Al igual que los fundamentos de las religiones, los principios del Temple son y serán remarcables. Está en los hombres engrandecer el propio templo interno, hacer respetables a las religiones y cultos y tomar al neotemplarismo con la seriedad que se debe tomar, lejos del pavoneo y el brillo social.
Los fines del Temple están lejanos aún. Sin una unidad de base, será en extremo difícil poder realizarlos. Las guerras por el poder de la actualidad nos marcan que el progreso científico y técnico no trae consigo la cordura, que seguimos peleando por los mismos motivos de milenios atrás, ergo, los neotemplarios de hoy no están exentos del balanceo que mueve a la aldea global. Mary-Su Sarlat
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